Las primeras ondas de luz
inician la alborada
apenas naciendo entre trazos dorado
rojizos de primorosa textura...
con brillo de esmeraldas reaparecen
una a una... lentamente... las hojas y flores...
los árboles y césped de mi huerto...
todo se inunda de fulgurante luz...
¡El disco púrpura está presente!...
su metamórfica energía nos baña
con pronósticos de vida...
¡Todo es alegría!...
trinos hermosísimos
de aves en coro
al febo saludan...
bailan las esferitas de rocío
entre pétalos y hojas... las flores abren...
¡Un colibrí... me mira a los ojos!...
¡Me descubre!...
veo en los suyos... ¡Un amor escondido!...
empieza a surgir en mi mente caótica
su etérea figura vaporosa...
Aparece... entre el aroma de azar...
el primor de buganvillas
y el oro del ambiente...
la dorada efigie... hermosa y nacarada...
de mi inolvidable... ¡Alicia!...
El chamánico colibrí
sigue rondando mi cabeza
con zumbidos hechizantes y preciosos...
para envolverme
en un clarividente éxtasis
relumbrante... ¡Estás conmigo Alicia!...
como princesa y Diosa...
como siempre... con tu figura excelsa...
la cabellera dorada...
con el rostro de rosas... tierno... fino
y la voz agradable...
me sonríes... como antes...
te veo entre las flores
más bellas de mi huerto
y los floridos ciruelos...
estás radiante... alegre... hermosa... guasona...
se aviva sutilmente el recuerdo...
mi pensamiento se rompe en átomos
de tiempo... de instantes... de lugares
pasados contigo en la bella Puebla...
Era un gusto estar contigo... ¡Te amaba!...
sentía vibrar la tersura de tus manos en las mías...
charlábamos de tus cuitas... tus penas...
algo que nunca olvido fue aquella vez
en "El Cazador"...
frente a mí... sollozabas... muy dolida...
negando mi acceso a tu dolor...
no supe que decirte... nada supe...
desolado... caminé por las calles
rumbo al "Ritz"... pensando triste en ti...
¡Algo grave te había pasado con el novio!...
mi mente ardió... lloraba... por ti... por mí...
porque quería que fueras mía...
No te lo pedí... temí un rechazo...
no era oportuno...
la respuesta a mi incertidumbre
vino demasiado tarde...
cuando me fui a lejanas tierras
con aquélla... que engañó mi vida
y me robó tanto... tanto como tu amor...
entre muchas... muchas ¨otras¨...
allá recibí tus llamadas constantes
¡Querías saber de mí!...
¡Ahora sé... sé que me amabas también!...
me equivoqué de amor... te lo dije...
quizá también te equivocaste...
nunca más supe de ti...
aún guardo como preciado tesoro...
tus fotos... recados... tarjetas... pero sobre todo...
¡Aquel amor... callado!...
La tarde ondula en azul marinas lenguas...
pinta el ocaso nuevamente de púrpura
la huerta... ¡Has estado conmigo...
todo el día... como antes!...
tus tersas manos... resbalan de las mías...
me sonríes... guiñas un ojo...
me lanzas un beso con la mano
y con ella... me regalas un adiós...
un adiós... doliente... como antes...
tu bellísima figura se esfuma
entre nubecillas añil...
tu silueta se nubla... poco a poco
desapareces... de nuevo te me vas...
siento... un vacío en el alma...
mi mente se constriñe... sufro...
El primer lucero nace alegre... irradiante...
en el dorado y purpúreo atardecer...
veo tu efigie
que sube... sube... sube... en un hilo
brillante... nebuloso... hasta él...
¡Oh Dios... he perdido... una estrella!...
mi alma desfallece... en su dolor
musita suavemente
dentro de su vacío y soledad...
Alicia... Alicia... Alicia...
ahora sé... sé que me amas también...
como antes... como antes...
¡Mi dorada estrella!.