La noche... me confió su gran secreto...
dueña es de todo sin serlo de nada...
la luna sólo alumbra su morada
las estrellas su insólito boceto...
La oscuridad solloza en un abeto...
triste canta su inédita balada
y un frío rocío esparce en la enramada
lágrimas que no ven su ojo discreto...
Un dolor brusco de áspero sollozo
se oye ante la alborada... su alma oscura...
¡No puede ver... ni su luz... ni su gozo!...
Dueña es de todo en su fugaz negrura
y su veto de luz cual acuo esbozo
mojó las flores que un colibrí apura.
ECOS DE DISTANCIA
Copyright © 2007. Jorge Arié Cravioto Tellechea