ECOS DE DISTANCIA: ES UN ESPACIO EN DONDE EL ECO EN LA DISTANCIA SE VUELVE PALABRA, CONVERTIDA EN POESÍA, ENSAYO, RELATO, CUENTO, LEYENDA, ENTRE OTRAS EXPRESIONES LITERARIAS. ESPERO SINCERAMENTE, QUE HALLE AQUÍ UN ECO QUE VINIENDO DE LA DISTANCIA LE HAGA RECORDAR SUS PROPIAS VIVENCIAS Y LE INSPIRE A ESCRIBIR TAMBIÉN... POR LO PRONTO, AQUÍ, INCLUIRÉ SÓLO POEMAS.
Jorge Arié Cravioto Tellechea
Mente... deja robarte algo... un algo de aquello que guardaste con el alma agonizando... destrozada por el llanto... la tristeza... el desengaño... de ese algo que aún yace en el seno del alma desde entonces casi muerta... si mente mía... algo de ese amor inmensamente amado... inolvidable... que existe como página abierta... como recuerdo malogrado... perdurable... en la vida grabado para siempre. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre soñé un amor... parecía ser ella...
Si mente... déjame en este momento volver a ese amor pasado... aunque el recuerdo vuelva a avivar el dolor el fuego casi apagado de aquéllo que sólo fue una ilusión incierta que parecía ser el amor anhelado pero estaba equivocado.
Era fascinante besar sus labios... su rostro hermoso... sus ojos orientales... adoraba su pelo que caía a los lados de los delicados hombros que tanto acariciaba... su figura delgada... fina... exquisita y bien formada era terriblemente excitante a las caricias del talle y al suave roce de las manos... fue inolvidable amanecer en su piel. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre sentí su encanto... fue hermoso amarnos.
Me entregué pleno sin pensar en la falacia del amor que parecía... parecía ser bueno... abandoné todo... supuse que la gracia por siempre en el sueño anhelada simulaba tener vida en aquella mujer... ciertamente hermosa... amorosa... gentil... a quien di mi amor más tierno profundamente amante... sincero... creído. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre quise su amor... parecía sincero...
¡Pero el amor había muerto en ella! su temperamento la llevó por innumerables senderos donde la quimera poco a poco se lo fue robando... confundida por el deseo insano de la pasión su alma cedió al cuerpo el hábito de la entrega... ese libertinaje la hizo olvidarlo... quise prenderle en el alma la luz del amor que le faltaba. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre la luz del amor... se eclipsó en ella...
Las promesas de amor... comprensión... respeto... nuestras caricias y besos... todo lo olvidaba en un momento eran mitos para su alma sin luz... aquellos instantes en la búsqueda loca de la aventura amargó y destruyó su dulzura.
¡Sentí hasta el alma su iniquidad! los mimos... aquellas caricias amorosas... su voz graciosa... sus besos... su hermosa sonrisa... ¡Perecieron confundidos en un prolongado sortilegio! que irónicamente tenía su encanto en el amor fingido de crueldad callada... silenciosa... que hizo de su vida ¡Una triste perfidia!... ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre el amor... moría en su alma...
Mas mi entrega y amor la habían tocado ¡Algo de su luz brilló en ella! varias veces vi en sus ojos ¡Los destellos del alma! eran reflejos tenues... olvidados... del amor que agonizaba... tiernamente la besaba... ella gemía... suspiraba... lloraba y... temblando en sollozos me abrasaba fuertemente para entregarme en besos amorosos el poco amor que le quedaba. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre creí en ella... por mi amor lloraba...
En esos momentos me embargaba el dolor sentía una terrible compasión por ella... quería arrancarla para siempre del pasado... llenarla con luz de amor y entregarle mi alma en cada beso para devolver esa luz a su vida... ella así lo comprendió pero estaba señalada por su vida y... lloraba. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre quise salvarla... no pudo cambiar...
Luché incansable por ese amor... por conservar su débil luz que aún ardía... pero su pasado infiel consumó su obra... aquella hermosa mujer... nunca sería sincera para nadie... su temperamento... su vida entera era prisionera del placer... no podría tener con alguien un hogar realizado... la ponzoña de aquel veneno la perdió... ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre amaré aquella... ¡Ilusión perdida!...
Cuando comprendí que no cambiaría el alma desolada agonizó en mí... dolorosa y lentamente moría mi amor... un sufrimiento horrible hirió mi mente... las lágrimas quemaban mi rostro... dentro de mí... la ilusión... había muerto... sentía perder su vida para siempre... mi corazón sucumbía en un triste latir. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre creí en su amor ahora... moría...
Me alejé de ella destrozado... herido... no podía seguir aumentando el daño... cuánto sufrí su realidad infausta... mi anhelo... se esfumó... siempre vivirá su imagen en mí... decepcionado pensé en la ilusión perdida... nuevamente el amor escapaba de mi vida... tal vez nunca llegue el amor soñado. ¡Oh mi Dios!... cuánto la amé... lo sabes... siempre recordaré mi... ¡Ilusión perdida!