Sentí pasar el aire por mis manos...
corría suave... fútil... invisible...
dejando un pulso grácil e intangible
de fijos signos en mi piel arcanos...
Eran las voces de ecos muy cercanos
que nacían de un alma sola... audible...
como lamento lánguido de increíble
presencia su rumor habla en mis manos...
Era la voz del eco no perdido
que en el aire dejó preso una amante...
su llanto de amor oigo en mí lucido...
Era amor sin amante... un dolor que ante
el cierzo clama por el amado ido...
¡Por el aire... su voz... se oye vibrante!.
